El reporte resume los principales logros de tres años de trabajo y construcción de redes de colaboración y enseña el potencial para seguir avanzando en la región.
Jamila Venturi (Derechos Digitales) y Nina da Hora (Instituto da Hora), participantes del FAIR’s LAC Hub en ACM FAccT 2024 en Río de Janeiro. (Foto: Paola Ricaurte).
En un momento donde los sistemas de inteligencia artificial (IA) reflejan y amplifican las narrativas de poder y riqueza de los sectores más privilegiados del mundo, el proyecto Incubating Feminist AI surgió como una apuesta urgente y transformadora. Este reporte documenta los resultados clave de tres años de trabajo en América Latina y el Caribe en el marco del proyecto, evidenciando que es posible desarrollar tecnologías desde enfoques locales y comunitarios, desafiando los modelos hegemónicos basados en la acumulación, el extractivismo y la perpetuación de desigualdades sistémicas.
La publicación destaca cómo diversas iniciativas en la región que tuvimos el honor de apoyar han impulsado una innovación tecnológica feminista y decolonial, diseñada para respetar los contextos culturales, sociales y ambientales locales. Entre los proyectos apoyados, se incluyen herramientas de IA para mejorar el acceso a la justicia de las mujeres, sistemas para que comunidades indígenas gestionen sus recursos naturales y plataformas para auditar el sesgo algorítmico, entre otros. Estas experiencias no solo democratizan la producción de conocimiento tecnológico, sino que también cuestionan quién tiene el derecho de construir tecnologías y en qué términos.
Este enfoque implica más que adaptar la tecnología a las necesidades locales: busca convertir a las comunidades en creadoras e innovadoras, superando el rol de consumidoras pasivas. Así, logramos dar los primeros pasos en dirección a una IA feminista no solo confronta estructuras de poder existentes, sino que redefine la relación entre tecnología, poder y sociedad, abriendo posibilidades para un futuro más justo.
Desde la Red de Investigación de IA Feminista en América Latina y el Caribe, hacemos un llamado a sumar más voces y comunidades en esta transformación. El futuro tecnológico de nuestra región debe ser construido colectivamente, reconociendo la diversidad de experiencias y asegurando que la tecnología sea un medio para alcanzar la justicia social.